El Partido Socialista de Castilla-La Mancha lamenta profundamente que hoy, para justificar lo injustificable, para dar algún argumento a lo que no lo tiene, el diputado regional del PP, José Luis Teruel, haya recurrido, seguramente de oídas, a una mentira que ya era mentira hace más de 20 años.

Es realmente triste que la única respuesta que hayan sido capaces de articular los dirigentes del PP a la fuerte polémica suscitada a nivel nacional, que no por el PSOE de Castilla-La Mancha, ante el anuncio de que varios familiares de María Dolores de Cospedal iban y van a ser nombrados para las direcciones de empresas con participación y accionistas de referencia públicos, haya sido intentar atacar a nuestro secretario general, Emiliano García-Page, con un viejo asunto de hace más de dos décadas que ya estaba dentro del territorio de la difamación entonces y que ningún portavoz popular va a convertir en algo cierto ahora.

Es más, pensamos sinceramente que una respuesta como la que hoy ha dado el señor Teruel se deslegitima a sí misma, y no obedece a un intercambio sensato de pareceres en el debate, ante lo que no ha sido por nuestra parte nada más que una crítica razonable ante unos hechos publicados por todos los medios de comunicación y efectuada en unos términos muy moderados.

Los socialistas de Castilla-La Mancha, representados por nuestra dirección regional, queremos expresar, además, nuestra preocupación por el derrotero y el cariz que están tomando las declaraciones y las intervenciones de muchos miembros del Gobierno y del PP de Castilla-La Mancha desde que, hace menos de un mes, elegimos a Emiliano García-Page como nuevo secretario general regional.

Desde entonces, venimos observando una campaña sistemática y tozuda de ataques e insultos que van de lo personal a lo político y de lo político a lo personal sin más concierto ni criterio que el del adjetivo grueso, la crispación y el ruido.
Desde el PSOE de Castilla-La Mancha pedimos calma y sosiego, puesto que lo que nos exigen los ciudadanos, en estos momentos de dificultad, es capacidad para el acuerdo y mesura en las formas, no para el exabrupto político en el que no importa si lo que se dice es verdad o no lo es.